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martes, 22 de mayo de 2012

CAPRICHOS 3


LA cuerva es una hechicera ALCAHUETA QUE SE DEDICA A HURGAR LOS CADÁVERES PARA SURTIR SU BOTICA DE POCIMAS. LA CUERVA CAMINA POR EL ESCENARIO MUY OSCURO. TOPA CON UN BULTO COLGANTE. SACA UNA VELA Y LA ENCIENDE. SE REVELA EL CUERPO DE UN AHORCADO. APENAS Y LE ALCANZA LA BOCA. APAGA LA LUZ. AHORA APENAS Y SE DIBUJAN SUS SILUETAS. METE SUS DEDOS EN LA BOCA DEL AHORCADO Y TRATA DE JALARLE LOS DIENTES mientras dice la invocación y la va ilustrando con sus movimientos 
MUJER CUERVO (HABLANDO CON EL MUERTO) Ay Santiago, Ay Santiago, eras un bruto Santiago, mira que dejar que te cogieran en la cama con la Chula... Eras ladrón y borracho, asesino dicen ahora, pero no, asesino no, Asesinos otros, los que se hartan de matar de hambre y de frío a los demás, esos son los asesinos, como Don Agustín, no tú que tuviste suerte en ganar un pleito y desgracia en tirar a ese influyente. Ahora que si de algo te consuela parece que perdió lo más querido. Eras bruto Santiago, pero querendón, y ¿cómo no? si podías empalmarte toda la noche, en el burdel te vamos a extrañar Santiago. Eras buen cliente y buen conseguidor de ingredientes para pócimas. Genio y figura hasta la sepultura... Te contaré un secreto Santiago, un secreto que en vida núnca me creíste:
Para hacer que a una la amen se deben tomar las muelas, las uñas, la lengua y el sexo de un ahorcado; dejarlos secar tres noches y tres días luego reducirlos a polvo con un mortero de piedra fina y fría. Entonces quien lo invoca deberá poner una cantidad idéntica de su propia sangre, seca, en polvo fino. Después la persona a la que se ha de enamorar ha de ingerir esta mezcla y se obtendrán resultados maravillosos. Y si no me crees Santiago pregúntale a la chula que entre grito y gemido decía: “los gendarmes Santiago, ya, ahí vienen los gendarmes”. Pero tú eras bruto y perro, parecía que te tenían agarrado el pito. Dice la chula que tuvo miedo de que se la llevaran junto contigo porque no te podían desprender de ella, por más que abría las piernas y te empujaba sus entrañas más te apretaban, dice que la mojaste tanto porque sabías que era la última. Como ésta, que es la última muela de tu boca. Hasta que nos encontremos en el infierno Santiago, a ver si ahí si me castigas como a la Chula. (SALE RIENDO)

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